sábado, 23 de julio de 2016

Hay lugares en los que una es plenamente consciente
de que no está donde debería:
un ascensor demasiado pequeño,
el metro un lunes por la mañana,
una tristeza incómoda y ajena.
Estos lugares te dicen:
-¿Es que no te has fijado en que éste no es tu sitio?
-¡Mira por dónde pisas!
o
-¿Acaso no sabes dónde deberías estar?
y se ríen.
Es cierto que nunca sé cuál es mi sitio
hasta que lo encuentro.

Ahora una sentencia cruza mi mente como un cometa,
un cometa
por el que soy ignorante y a la vez ignorada.
La frase que trae es aleatoria
pero repetida en el tiempo:
"Yo no debería estar aquí
en una guerra que me hiere pero nunca me salva,
yo debería estar en un país llamado Contigo".




P.D. Os dejo este gran descubrimiento que es en realidad un gran intento de Mónica Giraldo:

 

2 comentarios:

silbante dijo...

Qué bien hablas contigués.
Un abrazo (:

Anna Pont dijo...

Me ha gustado mucho tu comentario. Promocionaremos el contigués como "el único idioma que no se puede aprender en solitario".

Un abrazo :)